ALEJANDRINA Y LA JUVENTUD

Noviembre 2006

 

 «¡ALEJANDRINA, QUIERO APRENDER CONTIGO!» (6)

Cohabitación

Con el bautismo el cristiano recibe el germen de la vida divina, pero para que se desarrolle y se vuelva operante, se necesita una colaboración activa.

Jesús dice:

 “Si alguien me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, iremos a él y habitaremos en él.” (Jn, 14,23)

Es este "habitar" de la Trinidad Santísima, en el corazón del cristiano, convertido así en "hijo de Dios", a lo que se llama “cohabitación”.

En nuestra vida cotidiana, la conciencia de esta estupenda verdad queda sofocada, en la mayor parte de nosotros, cristianos.

Alejandrina está entre aquellas almas elegidas, tan elevadas espiritualmente, que viven en esta intimidad divina.

Jesús le dice:

Tu corazón es el trono de amor, de pureza, de delicias de toda la Trinidad divina: en ti habita para enriquecerte siempre con toda la gracia y las riquezas divinas.

Ve con la fuerza de tu Jesús a dictar todo, para que nada quede oculto. S (24-05-46)

Pocos meses después, Alejandrina dicta:

Hago por vivir siempre, lo más posible, dentro de mi alma. ¿Y como vivo? De rodillas (espiritualmente), con las manos recogidas, con la cabeza inclinada, para adorar, para amar a la Santísimas Trinidad.

Adoro, amo sólo con mis deseos: con mi miseria nada más puedo hacer.

¡Si consiguiera que todas las almas viviesen la vida íntima con este Tesoro divino y lo adorasen y amasen! S (05-10-46)

Continúa la conciencia de la cohabitación durante las ocupaciones cotidianas:

Quiero vivir dentro de este cuerpo que no existe (está ya físicamente destruida, después de cinco años de ayuno total, con todos los otros sufrimientos físicos y morales), quiero vivir tan adentro de mi vida interior la vida íntima con Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo, que no quisiera salir de allí, quisiera cuidar del exterior sin dejar siempre de vivir en mi interior.

¡Mi Jesús, mi Jesús, no dejes que el mundo me separe de ti! S (17-01-47)

Dos años después, Jesús le dice:

Habla en ti el Padre, con su poder y sabiduría, el Hijo, con su redención y amor, el Espíritu Santo, con su luz. Todo es a favor de las almas: desde ti, todo se transparenta y se infunde (...) S (05-11-48)

Y aún más:

Escúchame: tienes en tu corazón al Cielo, a la Trinidad Divina, que no vino pero siempre habita en ti. Ella se deleita cuando la nombras.

¡Qué gloria, qué gloria les es dada por ti! ¡Cuántas almas viven la vida interior, la vida de la Santísima Trinidad por tu intermediación!” S (22-07-55)

Por su intermediación, en su escuela, también nosotros empeñémonos en no descuidar el Tesoro divino que tenemos dentro de nosotros.

Y así, poco a poco, conseguiremos realizar el deseo que Jesús le explica a Alejandrina, pero que debemos sentir que es dirigido también a nosotros:

Quiero que todo lo que es mío se transparente en ti:

Quiero que tus miradas tengan la pureza de mis miradas;

Quiero que tus labios tengan la sonrisa, la dulzura de mis labios:

Quiero que tu corazón tenga la ternura, la caridad y el amor de mi corazón;

En suma: quiero que me imites en todo. S (13-06-47)