Alejandrina y la Juventud

Abril 2006

 

VÍA SACRA CON ALEJANDRINA

Esta Vía Sacra fue elaborada por el Padre Humberto y se encuentra en un trabajo mayor, como es el importante libro "La Pasión de Jesús en Alejandrina María da Costa". Para los que saben que la Beata de Balasar revivió tantas veces la Pasión, de modo visible en su yo íntimo, el título de este libro no causa extrañeza.

En Italia, la Vía Sacra de Alejandrina tiene por lo menos dos ediciones, en una edición desdoblable y en un pequeño libro.  Pero el entusiasmo por tenerla fue más lejos, pues existe una versión cantada, con música y voz muy bellas.

Viene muy a propósito, ponerla a vuestra disposición de nuestros lectores, tomando en cuenta el presente momento litúrgico, aunque suponga un ligero alejamiento de la orientación que se le ha dado a la página mensual.

La versión portuguesa y las traducciones italiana, francesa y japonesa ya se encuentran en su sitio oficial. Se espera en breve la edición impresa en inglés y español.

Maria Rita Scrimieri Pedriali publicó una segunda Vía Sacra, construida con textos de la Beata Alejandrina, más desarrollada y ampliamente ilustrada.

Próximamente será retomado el tema de la Santa Cruz de Balasar.

Páginas 2 y 3 de la Vía Sacra con la Beata Alejandrina en japonés

Prólogo

¡Cuánto le costó a Jesús su vida en la tierra!
No fue el Huerto con el Calvario
sufrimiento de algunas horas:
Toda la vida de Jesús fue Huerto y Calvario.

Él crecía en edad y sabiduría,
Y en Él y con Él crecía la cruz.

No se separó de ella un solo instante:
En ella crecía, en ella sufría,
Mas siempre con sonrisa y bondad.

1a. Estación:
Jesús es condenado a muerte

Pilatos lo  entregó para que fuera crucificado, y ellos tomaron a Jesús. (Jn 19, 16)

Veo y oigo a una gran multitud
que a una sola voz, sin piedad de mí,
grita pidiendo mi crucifixión.
Les oigo gritar:
«¡Muera! Sea condenado!»
¡Qué gritos, los de la multitud!
Recibo la sentencia de muerte.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
Como era en el principio, ahora y siempre. Amén.

2ª Estación:
Jesús recibe la cruz

Y Él, llevando la cruz a cuestas, salió para el lugar llamado  Calvario, que en hebreo se dice Gólgota. (Jn 19, 17)

Es tal el peso que me siento
sumergida bajo la tierra.
No cargó sólo la cruz,
sino el mundo entero.
Pocos amigos...
Casi todos enemigos.

Gloria al Padre…

3ª Estación:
Jesús cae por primera vez

Busqué, pero no había nadie que me auxiliara. Me asombré de no encontrar quien me apoyase. (Is. 63, 5)

Cayó bajo el peso de la cruz.
Me parece que pierdo la vida.
Perderla para dar la vida a todos me da fuerza.
Empiezo a caminar.

Gloria al Padre…

4ª Estación:
Jesús encuentra a su Madre

Jesús ve a su Madre allí presente. (Jn 19, 26)

Viene a mi encuentro la Madrecita.
Nos miramos intensamente.

Camino siempre. Ella también camina,
guiada por mi mirada
que la hirió y le atravesó el corazón y el alma.
No cargo solamente la cruz, también su dolor.

Gloria al Padre…

5ª Estación:
Jesús es ayudado por el Cireneo

Cuando lo llevaban, echaron mano de un cierto  Simón de Cirene y le cargaron con la cruz. (Lc 23, 26)

A cada paso me parece que voy a expirar.
Quiero que alguien lleve la cruz.
Hay quien continuará a llevarla,
pero no por amor, por imposición.
Todavía le dispenso tanto amor.
Me quitan la cruz,
pero siento como si llevase siempre su peso.

Gloria al Padre…

6ª Estación:
Jesús se encuentra a la Verónica

En verdad os digo, que cuanto hicisteis a uno de estos más pequeñinos, a Mí  me lo hicisteis. Mt 25, 40)

Viene a mi encuentro una mujer
que tiene compasión de mi dolor.
¡Con qué delicadeza y amor
me limpia el rostro,
del sudor, de la sangre, del polvo!

¡Cómo quisiera que se hablase
de este gesto heroico!
Mi rostro y el amor de mi corazón
quedan impresos en la tela.

Gloria al Padre…

7ª Estación:
Jesús cae por segunda vez

Él entregó su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores. (Is 53, 12)

A mitad del camino, grave es la caída.
Los labios se me abren en sangre
y besan la tierra con la que me hiero.

Las miradas de mi alma
se extienden sobre la humanidad.

Gloria al Padre…

8ª Estación:
Jesús se encuentra con las santas mujeres

Hijas de Jerusalén no lloréis por mí ,llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. (Lc 23, 28)

Me siguen algunas mujeres,
lloran amargamente.

Las miro con compasión y les murmuro:

«No lloréis por mí, sino por vosotras;
llorad por vuestras culpas: son la causa de mis dolores».

Gloria al Padre…

9ª Estación:
Jesús cae por tercera vez

Me reduces al polvo de la tierra, estoy cercado por multitud de canes. (Sl 22, 16-17)

¡Es el mundo, es el cielo contra mí!
Caigo. Una nueva furia de los verdugos
me arrastra con fuerza.

Aun así, mi corazón sólo tiene
amor y compasión por ellos.

Gloria al Padre…

10ª Estación:
Jesús es despojado de sus vestiduras

Se repartieron entre sí sus vestidos, echando a la suerte, para ver que se llevaba cada uno. (Mc 15, 24)

Me desvisten con una furia capaz
de arrancarme pedazos de carne:
¡qué dolores tan violentos!

¡Ser desvestido en público!

Son muchas las carcajadas de burla.
Siento que la Madrecita
quiere cubrirme con su manto.

Gloria al Padre…

11ª Estación:
Jesús es crucificado

Fue crucificado con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. (Lc 23,33)

Me extienden sobre la cruz.
Ofrezco las manos y los pies
para ser crucificado:

Es un abrazo eterno a la cruz,
a la obra de la redención.

Gloria al Padre…

12ª Estación:
Jesús muere en la cruz

Cuando Jesús tomó el vinagre, exclamó: «Todo está consumado.» Después, inclinó la cabeza y entregó el espíritu. (Jn 19, 30)

Se oscurece sobre el Calvario.

- Padre, perdónales, que no sabe lo que hacen.
- Padre, Padre mío, hasta tú me abandonas.
- Hijos míos, tengo sed de ustedes.
- Madre mía, acepta al mundo, es tuyo.

Es hijo de mi sangre, es hijo de tu dolor.

- Todo está consumado.
- Padre, te entrego mi espíritu:
es para ti mi último suspiro.

Gloria al Padre…

13ª Estación:
Jesús es puesto en el regazo de su Madre

Y José de Arimatea tomó el cuerpo y lo envolvió en un lienzo limpio. (Mt 27,59)

¡La Madre, con Jesús muerto en sus brazos!
Fue el amor lo que llevó a Jesús a dar la vida.

La Madrecita continúa la misma misión de amor:
Amarnos como Jesús.

Gloria al Padre…

14ª Estación:
Jesús en el sepulcro

José lo depositó en un sepulcro tallado en la roca, donde nadie había sido puesto todavía. (Lc 23,53)

El amor, unido a la gracia y a la vida divina,
triunfó sobre el dolor y sobre la muerte.

Gloria al Padre…

Epílogo

¡Oh Calvario glorioso! ¡Oh cruz de salvación!
La sangre irriga la tierra:
lluvia fecunda, lluvia de amor,
que reconcilia el Cielo y la Tierra.
¡Está reconciliado el Cielo con la Tierra!