El 5 de diciembre de 1947, Jesús se dirigía así a Alejandrina:

Viniste al mundo para ser escuela de toda la humanidad.
Las doncellas aprenden de ti a guardar para Mí el blanco lirio de su pureza;
Aprenden de ti los viejos y los jóvenes,
los ricos y los pobres,
los sabios y los ignorantes;
Todos aprenden de ti a amarme en el sufrimiento,
aprenden a llevar su cruz.

En este mes de Adviento, camino a la Navidad, invitamos a los jó-venes a escuchar la lección de Alejandrina sobre la Madrecita, nombre con que ella cariñosamente designaba a Nuestra Señora. Los ayuda a vivir “a la sombra” indispensable de su “manto” y a comprender mejor las celebraciones litúrgicas que se aproximan.

Alejandrina rara vez escribió poemas, pero sus escritos se yerguen frecuentemente encima de la prosa común, que se convierte clara-mente en poesía. Lo que sigue son pequeños textos de su “Diario autobiográfico” que escribió en verso libre.

¡Acógeme siempre, Madrecita!

Sólo a la sombra de tu manto,
me entregas las ternuras de tu Corazón,
Sepultada en ese abismo de amor,
puedo vivir segura de no ofender a Jesús.

¡Acógeme sierre, Madrecita!

¡Siempre Tú, Madrecita!

¡Tú eres bendita entre las mujeres!
¡Sólo Tú eres inmaculada!
Dios te creó tan pura y bella, brillante estrella;
Reina del Cielo, eres más que los Ángeles y los Arcángeles.

Dios te llenó de tal cariño,
tan blanca y pura,
más que el armiño.

Quien osara mancharte,
Erró el camino.

¡Oh, cómo eres bella e inmaculada!

Honor y gloria al Señor en los  altos Cielos!
Al fin llegó el día de mi alegría
y de todos los que son
verdaderamente devotos
de la querida madrecita.

Virgen de la Asunción, Madrecita Inmaculada,
Más pura y bella que los Ángeles.

El Señor te creó tan pura, tan pura,
Con su misma pureza, te creo para que fueras su Madre.

¡Oh, cómo eres bella e inmaculada,
en Ti no hay mancha de pecado!

¡Felicidades, Madrecita!

Felicidades, felicidades Madrecita.

Renuevo la consagración de mi oferta total:
Cuerpo, alma, virginidad, pureza y todo mi ser.
Colócalo todo en brazos de Jesús.

Agradece en mi nombre a la Santísima Trinidad:
Al Padre, por haberte creado;
Al Hijo, por haberse dignado bajar a tu seno;
Al Divino Espíritu Santo, por engendrar a Jesús, de quien eres Madre.

Madrecita, escucha mis deseos, acepta mis oraciones, oye mis secretos,
Y ten compasión de mí.
Dame tu bendición y tu amor.

El ramillete de mis dolores

¡Madrecita, bendita y alabada seas,
Te saludo, Oh llena de gracia!
Felicidades, Madrecita.

¿Cuando pasaré este día contigo en el Cielo?
¡Ay, qué nostalgia, qué nostalgia!

Yo quería darte en este día, mi dulce Madrecita,
Una prenda del más alto valor;
Pero, pobrecita de mí, nada tengo.

Te consagro una vez más
mi virginidad, mi pureza, mi cuerpo y mi alma,
con todo mi ser.

Acepta también el ramillete de mis dolores,
las agonías de mi alma, las angustias y los puñales
que se me clavan en el corazón.

Madrecita, son flores tristes, muy triste,
pero son flores de resignación.

Tira mi inutilidad, porque fue eso lo que todo me robó.

No puedo más, lee en mí

Mi bendita Madrecita, te saludo y te doy mis felicitaciones.
Soy tuya, toda tuya y todo te doy por Jesús.
No puedo más, lee en mí lo que mi corazón quiere decirte y ofrecerte.

La pobre Alejandrina.

Madrecita, veo en Ti, luz, paz y amor.

Madrecita, veo en Ti, luz, paz y amor.
Quémame, abrásame en el amor que Te consume, guárdame en tu Corazón.
Sí, Madrecita, contigo amo a Jesús y venzo siempre las humillaciones.

Dame pureza, dame amor

Querida Madrecita, cuantos favores, cuantas gracias me has dado.
Eres Madre, pero, ¡Madre sin igual!

Con que cariño, con que amor me has guiado hasta Jesús,
y que mal he correspondido a tu amor.
Dame pureza, dame amor.

Nos abandonamos en la Madrecita

Imitando a Jesús Niño, nos  abandonamos en la Madrecita.
Nos dejamos conducir por Ella.
Nada podemos temer: no corremos peligro de equivocarnos.

Los jóvenes, a quienes principalmente está dedicada esta página, podrán no haber encontrado, hasta ahora, temas particulares motivadores para su edad. Pero su aprendizaje no puede ser de corto plazo, ciertamente, en otro momento habrá temas más próximos a todas sus expectativas.